Así de ilógico, a veces hay que perder para ganar....
Así de ilógico, a veces hay que perder para ganar….
Hoy comprendo una gran lección que me ha enseñado la
vida: A veces hay que perder para
ganar. Y es mucho más duro, cuando lo
que pierdes es lo más valioso y lindo que tienes en tu vida: mis papás !!!
Para mí ellos eran todo mi mundo, todo en mi vida giraba alrededor de
ellos, y de pronto la vida me muestra el momento más difícil de mi vida: mi mamá parte al cielo un 5 de enero y luego a los 45 días parte mi papá al cielo
un 23 de febrero.
Creo que ni en sueños pensé que me tocaría enfrentar la
muerte de mis papás y casi al mismo tiempo.
Yo no estaba preparada, pero puedo aducir que en ese mismo instante en
que me sentí “Anita la huerfanita o más bien Julita la huerfanita”, sentí como
poco a poco, y sin saberlo, mi madrecita linda del cielo, Mamá María me tomaba
como su hija, y ahora ella entraría en mi alma, y nos conectaríamos tan y más
fuerte que la conección que tuve con mi mamá.
Hoy año y medio más
tarde, puedo decir que así ha sido, en las duras pruebas que he enfrentado en
este tiempo, he sentido su susurro, su calor, su amor incondicional, pues en
los momentos más difíciles me muestra el camino a seguir, y sobre todo las
oraciones que debo decir.
Y por qué les hablo de “Perder para ganar” ? Sencillamente porque lo que perdí fue lo más
bello y lo más grande. Pero también gané
y gané mucho y lo más valioso: el amor
perdido. Logré recuperar el cariño de
mis hermanos por parte de papá, en especial el de mis dos hermanas. Por muchos años hemos estado separadas, sin
dirigirnos una sola palabra o un solo mensaje.
Parecía más bien que eran desconocidos para mí. Pero al fallecer mi papá, algo pasa y ellos aparecen
en mi vida y comienzan a mostrarme su cariño.
Por otro lado, también gané el amor de mi cuñada Rosario, quien se ha
convertido para mí en otra hermana más.
Pensar que algún día la sentí alejada, pero hoy la siento muy, muy cerca
de mí y le tengo un gran aprecio. Y también gané el cariño de la familia de mi
papá.
Gané, y estoy segura seguiré ganando…. No es una ganancia
monetaria, pero es la mejor ganancia de todas:
el amor y el cariño que no se compran con ningún dinero, así que se
comprueba un famoso dicho: el amor no
muere, simplemente cambia de lugar.
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